¿Qué tipo de mundo le estamos dejando a la próxima generación?

La situación de las próximas generaciones es la mayor preocupación del obispo de origen fiyiano, Henry Bull, quien reza para que el mundo escuche las preocupaciones climáticas de los/as jóvenes.

El obispo polinesio, el reverendo Henry Bull, creció en la remota isla interior de Vanua Levu, la segunda isla más grande de Fiyi. Su fe surgió de un encuentro con un evangelista en el campamento maderero de su abuelo, donde oyó hablar por primera vez del Dios de la Biblia.

Tras haber obtenido la licencia como evangelista laico, Henry fue ordenado sacerdote en 2000 y fue nombrado obispo de Vanua Levu y Taveuni (Fiyi) en 2017.

«En mi tiempo como obispo», dice, «mi sueño es ver que cada persona conozca el amor de Dios. Porque en la vida he visto que sólo cuando comprendemos cuánto amor nos tiene Dios… es cuando podemos reflejar ese amor».

¿Cómo ha afectado el cambio climático a su región?

«Nunca en mi vida había experimentado cosas como las que he vivido en estos últimos años cuando se trata de ciclones: ¡de categoría cinco! Por primera vez en mi vida, tuve una inundación en toda mi casa. En muchos lugares la gente lo perdió todo, fue la primera vez que hubo inundaciones en estas localidades».

Dijo que el impacto de las inundaciones hizo que incluso la hierba dejara de crecer debido a la salinidad del agua y que muchas casas quedaran completamente sumergidas.

«Una de nuestras familias de la costa, donde tienen su antigua casa que se encuentra ahora bajo el agua, se está trasladando más hacia el interior. He visitado otros lugares en los que los habitantes tuvieron que ser reubicados de la costa al interior. Y eso está ocurriendo ahora mismo. Antes podíamos predecir el tiempo, ahora no sabemos cuándo va a llover o cuándo va a estar seco».

Dijo que la remoción de tierras y la minería han hecho que los ríos sean poco profundos, de modo que los barcos ni siquiera pueden navegar por ellos. «La gente ha empezado a encontrar dificultades; el impacto se puede sentir particularmente en los caladeros. Y todas estas cosas están ocurriendo ahora, estamos sintiendo los efectos».

¿Qué dicen los habitantes de sus comunidades sobre lo que está ocurriendo con su entorno?

El obispo Henry Bull dijo: «La verdadera preocupación, si esto continúa, es la siguiente generación, nuestros hijos, nuestros nietos. Ellos son la verdadera preocupación, ¿cómo los afectará? porque si esto continúa, afectará sus zonas de pesca, especialmente en las áreas rurales, sus granjas y todo lo demás, con las inundaciones y los ciclones. Vivo entre personas sin empleo, con bajos ingresos, que no pueden construir casas sólidas y su preocupación es la incertidumbre de cómo se las arreglarán si les vuelve a tocar otro ciclón de categoría cinco».

¿Cómo está trabajando la Iglesia para tratar de responder a algunas de estas cuestiones?

La última de las declaraciones de misión de nuestra Iglesia misionera anglicana es el cuidado de la creación, el cuidado de nuestra Tierra que es tan importante hoy en día, y es algo de lo que realmente no se hablaba mucho antes. Ahora es una realidad. Tenemos que dejar de poner la basura en todas partes, de tirar las cosas por la ventana, de tirar las bolsas de plástico al río. Esto es algo que llevamos a nuestra predicación y tenemos talleres para seguir conversando, para educar a las personas sobre las consecuencias de seguir haciendo esto, tirando basura al río o talando manglares».

La diócesis también participa en campañas de limpieza con los/as jóvenes, el obispo Henry dijo que también habían comenzado a plantar manglares para ayudar a asegurar las riberas de los ríos.

«Vivo en la tierra. Les digo a mis hijos que nunca permitan que nadie venga a talar la tierra. Los árboles son muy importantes para nosotros. Dejemos que la naturaleza sea la naturaleza y simplemente utilicemos la tierra para sembrar verduras, para cultivar, para poder ayudarnos a nosotros mismos y ayudar a los demás. Eso es lo que estamos haciendo en este momento, y es algo que trato de fomentar; dejar de buscar dinero rápido con la venta de tierras para la minería y la tala, y en lugar de esto volver a sembrar».

El obispo Henry dijo que la Iglesia también había podido responder a algunos de los efectos directos del cambio climático tras las devastadoras inundaciones en las islas.

«Con el apoyo de nuestra Comunión Anglicana, a través de Anglican Aid, Australian Relief Development Fund y las misiones anglicanas, pudimos suministrar paquetes de alimentos a los miembros de la Iglesia y a la comunidad en general. Es una forma de mostrar el amor de Dios y de demostrar que a Dios le importa de verdad». Además de los paquetes de alimentos, dijo que las Iglesias habían podido ayudar a reconstruir los hogares destruidos por las inundaciones, con el apoyo de fondos procedentes de todo el mundo. También han ayudado a crear nuevos mercados locales para que la gente pueda vender sus productos.

¿Cómo puede la Iglesia colaborar en todo el mundo para llevar la atención hacia el cambio climático?

«Me emociona que los/as obispos/as se reúnan desde diferentes partes del mundo en este momento, algo en lo que soy nuevo; estoy aprendiendo de lo que ocurre en otras regiones del planeta. Sin embargo, creo que tenemos personas dentro de nuestra Comunión Anglicana que se preocupan y que pueden conectarse con personas de altas esferas de los gobiernos para hacerles llegar el mensaje de que esto es una realidad y que tenemos que dejar de hacer ciertas cosas que están dañando la capa de ozono», dijo el obispo Henry.

«Mi verdadera esperanza es que podamos oponernos a todas estas estructuras injustas que existen en el mundo hoy en día para apoyar realmente la problemática del cambio climático. Mi preocupación son mis hijos, mis nietos, los demás niños… Creo que tenemos que humillarnos, rezar, buscar Su rostro y alejarnos de toda la codicia y el egoísmo».

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