Los pueblos indígenas nos cuentan cómo cuidar nuestro mundo

Un obispo maorí de Nueva Zelanda, el reverendo Te Kītohi Pikaahu, dice que el mundo puede aprender de los pueblos indígenas sobre el cuidado de nuestro planeta y sobre diferentes formas de abordar el cambio climático.

El obispo Te Kītohi Pikaahu es el obispo de Te Tai Tokerau y el líder religioso de los mihingare (anglicanos maoríes) en Northland y Auckland, Nueva Zelanda. Ha servido como sacerdote durante más de 33 años y como obispo durante 19 años. Cuando fue consagrado obispo a sus 37 años, era el obispo más joven de la Comunión Anglicana.

El obispo Pikaahu es uno de los/as obispos/as indígenas con más años de servicio en la comunidad anglicana mundial y durante los últimos seis años ha sido presidente de la Red Indígena Anglicana dentro de la Comunión Anglicana en representación de Norteamérica, Australia, Nueva Zelanda y el Pacífico. Dijo: «Nos reunimos para que las voces autóctonas de la Comunión Anglicana nos compartan nuestras propias realidades».

Habló con el equipo de la Conferencia de Lambeth sobre el impacto del cambio climático en los pueblos indígenas.

El obispo Pikaahu dijo: «Debido a nuestra conexión con la tierra, con el mar, con los ríos y las llanuras y los lagos y los bosques, los pueblos indígenas han tenido un impacto más directo debido al cambio climático, porque vivimos principalmente en estos terrenos tradicionales. Y por eso, sobre todo en el Ártico y el Pacífico, donde el nivel del mar ha ido subiendo, nos encontramos con que muchas personas están siendo desplazadas de sus tierras. Esto significa que están siendo desplazadas de sus valores y prácticas tradicionales y se han convertido prácticamente en refugiados. Si perdemos nuestra conexión con la tierra por la que estamos emparentados, entonces esto va más allá de una cuestión de injusticia climática, realmente también se trata de nuestra existencia como pueblos indígenas».

En el Pacífico, en la isla de Tuvalu, la subida del nivel del mar prácticamente se ha llevado la isla y muchos están buscando refugio aquí en Nueva Zelanda. Por ende, la comunidad de Tuvalu más grande en realidad vive en Nueva Zelanda. Por esta razón, no hay vuelta atrás. Hay un desplazamiento completo de la patria en la isla. Y esto está ocurriendo en otras islas como Tokelau, sobre todo en la zona del Pacífico, y ocurrirá en otras islas cuando el mar siga subiendo. Por tanto, su propia existencia está amenazada».

El obispo dijo que el desplazamiento de personas cuyos hogares están desapareciendo se ha convertido en una cuestión de identidad. «Los habitantes de Tuvalu llegaron a Nueva Zelanda y se reunieron en la ciudad de Auckland, donde formaron una nueva comunidad. Han intentado mantener su identidad, su lengua y su cultura lejos de su tierra natal, todo un reto. He visto su resiliencia para preservar sus valores, viviendo no sólo en una tierra extranjera, sino en una tierra ajena para ellos, donde tienen que descubrir una nueva identidad».

¿Qué podemos aprender de los pueblos indígenas en cuanto a la manera en que procuran cuidar el medio ambiente y la tierra?

El obispo Pikaahu dijo que, debido a su comprensión de la tierra y del territorio, los indígenas se han convertido en los guardianes de la tierra. «Los pueblos indígenas no tienen la creencia de que ‘esto me pertenece’, sino que creen que ‘yo pertenezco a la tierra, a los ríos o al mar, y soy uno con el mar… y el bosque es donde aprendí a vivir y me protege’. En este orden de ideas, como nuestro conocimiento tradicional y la comprensión indígena son respetuosos, la tierra nos permite entender cómo debemos cuidarla».

Dijo que tratar la tierra y los ríos de la misma manera que se trataría y cuidaría a una persona es algo de lo que todo el mundo puede aprender. «El conocimiento tradicional trata realmente de ‘quién soy yo en relación con el mundo, con la tierra…’ Lo que podemos aprender de los pueblos indígenas es que tenemos un deber, un deber moral con ese río, o esa montaña, o esos llanos. Así, la humanidad puede aprender de ese conocimiento indígena».

¿En qué medida cree que el mundo está escuchando la voz de los pueblos indígenas sobre nuestra relación con el medio ambiente?

«Creo que el mundo nos escuchará cuando lleguemos realmente al corazón de la crisis, cuando no tengamos otras opciones. Entonces, ¿a quién más recurriremos? No podemos recurrir a la tecnología, no podemos cambiar a nuevas formas de vida. Tenemos que volver a nuestros orígenes para entender que, si estoy relacionado con el entorno global que me rodea, tengo una responsabilidad con él. Y esa responsabilidad es para esta generación y para las futuras».

¿Qué papel pueden desempeñar los/as jóvenes indígenas en la respuesta al cambio climático?

«Los/as jóvenes indígenas son el signo de la futura esperanza del mundo. Los/as jóvenes no tienen agendas secretas. Los/as jóvenes pueden ver los errores de las generaciones anteriores. Hay una cierta vitalidad y energía en los/as jóvenes para hacerlo mejor, para que sean mejores que las generaciones anteriores. De este modo, los/as jóvenes indígenas se remontan a las antiguas tradiciones y narraciones para decir que esto funcionó hace 100 o 200 años, y se preguntan: ¿cómo podemos aplicarlo hoy? Por eso, porque los/as jóvenes son la otra cara de la esperanza futura del mundo y de la Iglesia, los/as mismos/as jóvenes buscan a los pueblos indígenas y al conocimiento indígena que está más allá de lo que el mundo ofrece hoy. Están encontrando esperanza en nuestras tradiciones, nuestras historias y, en particular, en la relación con los pueblos indígenas y el resto de la humanidad».

¿Cómo pueden los/as obispos/as de todo el mundo trabajar en conjunto para responder a la crisis climática?

El obispo Pikaahu dijo: «Los/as obispos/as ejercen mucha influencia y poder, por lo que es nuestro deber y responsabilidad hacer que nuestros gobiernos rindan cuentas y, como Comunión Anglicana, ser la conciencia para el mundo».

Cree que compartir las anécdotas de los/as obispos/as indígenas le facilita a los/as demás obispos/as solidarizarse en torno a la crisis climática. «Entonces podremos decirle a todos los gobiernos del mundo: ‘Por favor, escuchen, si no hacemos nada ahora, puede que no haya futuro para las generaciones venideras’. Si nos esforzamos por influir en los gobiernos podemos empezar a generar cambios».

El obispo cree que uno de los elementos para hacer frente al cambio climático es volver a la vida sostenible. Explicó: «En las pequeñas granjas del norte, donde yo vivo, podemos cultivar nuestros propios alimentos, podemos ir al mar y recolectar mariscos de forma sostenible. Tenemos que recordar que no soy la única persona en la tierra, y que todo eso no es sólo para mí. Tengo una responsabilidad con mi vecino, con la siguiente comunidad o con la siguiente tribu a lo largo de este río, de este océano. Entonces, de esa manera, viviremos con justicia, viviremos con responsabilidad y viviremos con humildad… esos fueron los principios con los que vivieron nuestros antepasados. Así que volver a esas prácticas y valores es lo que va a garantizar el futuro».

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