Reconciliación: Los clubes de paz liderados por la Iglesia construyen la reconciliación en Mozambique

La reconciliación y la pacificación están en el centro de la misión de la Iglesia Anglicana en todo el mundo. Los/as líderes y miembros de la iglesia trabajan constantemente con sacrificio para unir a las comunidades y ayudar a la gente a encontrar formas de vivir en paz, así como para apoyar a las víctimas del conflicto. Este «amor en acción» es una forma de mostrar el amor de Dios por el mundo de manera práctica.

Cuando la violencia se intensificó en Mozambique en 2017, la iglesia anglicana y otros líderes religiosos se reunieron para discutir lo que podían hacer frente a la crisis. La insurgencia en el noreste del país ya se ha cobrado miles de vidas y ha hecho que casi medio millón de personas huyan de los combates. La Iglesia quiso responder para ayudar a las comunidades atrapadas en medio del conflicto y proteger a quienes se habían visto obligados/as a abandonar sus hogares.

El obispo de Nampula, reverendo Manuel Ernesto, convocó a los líderes religiosos para que trabajaran juntos en la asistencia para sus comunidades.
Dijo: «Se nos ocurrió la idea de los Clubes de Paz, que son una plataforma comunitaria que reúne a los/as líderes religiosos del consejo cristiano, el consejo musulmán y líderes tradicionales para proporcionar un espacio seguro para tratar los problemas. También intentamos crear un diálogo comunitario».

Dijo que los clubes ofrecían un lugar para que la gente compartiera información, combatiera los rumores y permitiera cruzar las divisiones. «Estamos animando a la gente a compartir sus historias y a documentarlas».

«También estamos haciendo que nuestros líderes nacionales se comprometan, porque hemos descubierto que hay una brecha entre nuestras entidades nacionales y nuestras comunidades», dijo el obispo Manuel.

La región, conocida como Cabo Delgado, que significa literalmente «cabo olvidado», se siente aislada y olvidada por el poder nacional, y adicionalmente, parece que las inversiones internacionales también se alejan de la región. Los dirigentes temen que una mayor inestabilidad y la afluencia de desplazados aumenten el estigma negativo de la región.

Los Clubes de Paz ofrecen un medio para abordar estas quejas y transmitirlas a las organizaciones nacionales. «Somos una especie de puente entre lo que ocurre a nivel nacional y lo que ocurre a nivel comunitario», dijo el obispo Manuel.

Los Clubes de Paz, que son grupos interconfesionales y comunitarios mixtos, trabajan con socios internacionales y ONG que ofrecen su ayuda y son capaces de dirigirla a las zonas más necesitadas. También ayudan a crear confianza y fortalecer las relaciones, ya que les ofrecen apoyo tanto físico como psicológico a los/as desplazados/as y a sus comunidades de acogida.

La red de clubes de paz también aprovecha las conexiones con las iglesias de Ruanda, Tanzania, Sudáfrica y Malawi para intercambiar información y compartir las mejores prácticas sobre las respuestas a la insurgencia con base en el diálogo. Al compartir información y sus historias, pueden contrarrestar la desinformación y construir un análisis común de la estructura, el liderazgo, la financiación y los objetivos de la insurgencia.

Actualmente hay unos 95 Clubes de Paz que funcionan en todo el país. La iniciativa de paz se basa en una larga historia de construcción de la paz dirigida por la Iglesia en Mozambique, que permitió que la guerra civil con la Renamo terminara en un acuerdo de paz.

Con el apoyo del Arzobispo de Canterbury, se espera que la ONU una sus esfuerzos pronto a esta labor con una financiación inicial de dos años. Esta sería la primera financiación de una asociación de las Naciones Unidas para la consolidación de la paz con líderes religiosos locales.

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