¿Qué significa proclamar la Buena Nueva? Resumen de las reflexiones del mes pasado de las Conversaciones entre Obispos/as – sesiones de agosto.
Los días 3 y 5 de agosto tuvo lugar la segunda ronda de Conversaciones entre Obispos/as de la Conferencia de Lambeth.
Los/as obispos/as se reunieron en línea a través de Zoom en grupos de alrededor de 20 personas y continuarán con su grupo durante la duración del programa de seis meses.
Las conversaciones, que exploran lo que significa ser «la Iglesia de Dios para el mundo de Dios», incluyen oración y el estudio de la Biblia, y tienen como objetivo ayudar a los/as obispos/as a escuchar y aprender de los contextos y experiencias ministeriales de los/as demás.
El mes pasado, exploramos el tema de ser «Llamados a la esperanza y a la santidad», sobre la base de la primera epístola de Pedro 1:3 y lo que significa «Proclamar la Buena Nueva».
Este breve resumen recoge algunas de las historias y reflexiones de los debates.
Anécdotas sobre la proclamación de la Buena Nueva y la transformación de vidas y comunidades.
Hubo una gran variedad de anécdotas de todo el mundo, algunos/as obispos/as describieron la manera en que sus iglesias se han desplazado del centro a las afueras, «se han sembrado» en nuevos lugares. Ahora el clero se traslada de casa en casa para atender a sus comunidades, en lugar de esperar a que la gente acuda a los edificios de la Iglesia. También se ha producido una renovación del liderazgo laico. Muchos han utilizado plataformas digitales y en línea, al tiempo que han tratado de garantizar que no se olvide a nadie durante este tiempo de pandemia, lo que ha permitido que nuevas personas se conecten con la Iglesia. El cuerpo ministerial ha tenido que mantenerse fuerte y fiel incluso en momentos difíciles de pérdidas personales, como la disminución de sus ingresos y su seguridad.
Otro tema recurrente fue el fortalecimiento del ministerio entre los pueblos originarios. Una de las obispas informó que en una de las zonas el Evangelio «se está extendiendo como un reguero de pólvora entre un pueblo que había practicado la brujería y no conocía al Dios del Cielo». En este contexto, se está desarrollando un liderazgo local más autóctono.
A través de Zoom, la Iglesia ha podido ponerse en contacto con quienes sufren abusos domésticos de forma segura. También ha ofrecido apoyo médico, como por ejemplo a través de un banco de oxígeno en la Iglesia del Norte de la India. En muchas diócesis se ha alimentado y atendido a personas y comunidades aisladas y marginadas, sobre todo a las que han quedado fuera del radar del gobierno, y las iglesias se han convertido en «centros de bienestar». Hay alegría en proclamar la Buena Nueva mediante actos de amor y compasión». El tema de la esperanza fue dominante en muchas conversaciones: la esperanza de un nuevo nacimiento en tiempos difíciles. Y en diferentes lugares la mesa del Señor se ha convertido en el «punto de apoyo de la esperanza».
Entre las iniciativas creativas se encuentran la elaboración de un bello mural hecho con 12.000 tapones de botellas por niños y adultos en la Irlanda rural, la transformación de un aparcamiento en un espacio verde para la comunidad junto a una catedral en Quebec, la exhibición de una escultura de la paz hecha con cuchillos utilizados en delitos violentos en Hereford, una caminata en solidaridad con los musulmanes en Toronto después de un acto de terrorismo dirigido a una familia musulmana y la alegría de pasar tiempo con los jóvenes en los campamentos diocesanos en Phoenix después de un año sin reunirse.
¿Qué significa ser la Iglesia de Dios para el mundo de Dios?
Muchos grupos reflexionaron sobre la necesidad de que los/as obispos/as y sus iglesias sean proféticos además de pastorales. Dios nos llama a estar abiertos a nuevas formas de ser Iglesia. Tenemos que llegar a la gente a donde estén, en lugar de esperar a que vengan a la Iglesia». La comprensión de que la Iglesia no es un edificio adquiere mayor relevancia durante este tiempo». Debemos estar abiertos a las sorpresas y buscar el futuro que Dios está creando». «Dado que la misión es de Dios, no podemos hacer nada por nosotros mismos, sino que debemos confiar plenamente en que nos utilizará como instrumentos suyos».
Algunos de los grupos destacaron la necesidad de cuidar la creación a través de iniciativas de reducción del carbono, como la plantación de árboles. Muchos grupos enfatizaron en la necesidad de escuchar y reconciliarse, así como de que los cristianos afirmen que «Dios está con nosotros», lo que no siempre implica que las cosas mejoren de forma inmediata, sino acompañar a las personas en medio de su sufrimiento. Estamos llamados a amar el mundo que Dios ama, no a alejarnos de él».
Algunos grupos hicieron hincapié en la necesidad de dejar de lado nuestros desacuerdos y centrarnos en compartir nuestra esperanza con todas las personas: «la Iglesia es como un árbol, en el que cada rama está conectada al mismo tronco y en el que cada miembro tiene un papel que desempeñar».
En resumen: «Ser la Iglesia de Dios para el mundo de Dios implica asumir una postura de humildad y reconocer que no estamos en una posición de poder»; «ser la Iglesia de Dios para el mundo de Dios entraña una mayor atención al bien común, mutuo y más allá de nuestras congregaciones»; «el cuerpo de Cristo está llamado a modelar una profunda esperanza en medio del dolor y el sufrimiento. Tendremos que profundizar en nuestro mensaje de esperanza, para ofrecer expresiones visibles de esperanza a este mundo herido».
La próxima ronda de conversaciones de la Conferencia entre Obispos/as de Lambeth tendrá lugar los días 7 y 9 de septiembre.
Las sesiones explorarán el «Llamado al amor mutuo», partiendo de la primera epístola de Pedro 1:22 a 2:5, y lo que significa el discipulado en el siglo XXI.