Sensibilización sobre las personas que viven con albinismo: Thembsie Mchunu

Thembsie Mchunu es educadora, defensora y activista. También trabaja como fideicomisaria para la agencia misionera anglicana Mothers’ Union. Dedicada a Mothers’ Union desde 1978, ha ocupado cargos en el nivel parroquial, diocesano y nacional en Sudáfrica. Entre sus pasiones se encuentran la lucha contra la violencia hacia mujeres y niños, y la defensa de los marginados, como las personas con albinismo.

El albinismo es una condición hereditaria que afecta la producción de melanina, el pigmento que colorea la piel, el cabello y los ojos. Thembsie participará en el seminario web sobre Dignidad Humana de la Oficina de la Comunión Anglicana. Habló con el ACO sobre las vidas de las personas con albinismo, el Llamado de Lambeth sobre la Dignidad Humana y la necesidad de una mayor conciencia sobre esta condición.

A lo largo de muchas generaciones, se han desarrollado historias falsas y mitos sobre lo que realmente es el albinismo. Generaciones de personas han sido consumidas por la ignorancia y la falta de conocimiento, especialmente en África.

Los mitos incluyen frases como: «La madre fue impregnada por un hombre blanco»; «La mujer ha traído una maldición a la familia». En tales mitos, siempre se considera que es culpa de la mujer y, como resultado, el niño es etiquetado como ‘Isishawo’, que significa una maldición en el idioma zulú. Irónicamente, esta «maldición» también se ve como un símbolo de buena suerte para hacer medicina tradicional.

La madre es a menudo marginada y el niño se convierte en víctima de los curanderos tradicionales que los matan para usar sus partes del cuerpo para el «Muthi» – medicina de la buena suerte. Cuando una persona con albinismo muere, no recibe un entierro digno. En su lugar, será enterrado en secreto a medianoche por familiares cercanos para evitar la exhumación por parte de los curanderos tradicionales. Con esto surge otro mito de que las personas con albinismo no mueren, sino que desaparecen mágicamente.

Las madres y sus hijos con albinismo viven con trauma, miedo y acoso durante el resto de sus vidas.

Esto no solo es una amenaza real para la dignidad humana y los derechos humanos, sino que va en contra del principio bíblico de que todos estamos hechos a imagen de Dios.

Mi llamado a las iglesias de la Comunión Anglicana es el siguiente:

Publicar artículos educativos sobre el albinismo. Las iglesias pueden ayudar a desmentir mitos y enseñar a las comunidades locales sobre el albinismo.

Las personas con albinismo son extremadamente sensibles al sol y se queman muy fácilmente. Las iglesias deben apoyar a las personas con albinismo proporcionando crema corporal, protectores solares, sombreros y bálsamos labiales. Estos artículos se vuelven muy caros para los padres.

Los miembros de la iglesia deben visitar escuelas para educar a los estudiantes y maestros sobre el albinismo.

Necesitamos desafiar a nuestros gobiernos a identificar el albinismo como una discapacidad para que puedan acceder y recibir subsidios sociales.

Las personas con albinismo suelen tener problemas de salud ocular. Necesitamos abogar por pruebas de visión gratuitas o a menor costo.

Las personas con albinismo merecen ser tratadas con dignidad y respeto.